Normalmente el mes de febrero es en el que suelen haber nevadas mas copiosas por las zonas que atraviesa el ferrocarril de la Robla, asi que se me ha ocurrido relataros lo que podian ser las jornadas de trabajo de esos ferroviarios en este mes del año pero del año 1987.
Para ello he contado con la inestimable colaboracion de un maquinista de la Robla, que con sus comentarios y fotos ha hecho posible este articulo, es Luis Miguel Garcia Gutierrez.

Con esta imagen os podeis hacer una idea de los grosores de aquellos tiempos, y de lo que tenian que pasar esos ferroviarios.

Uno de los turnos mas duros que tenian los maquinistas con residencia en Balmaseda era el de exploracion, ya que sabian cuando iniciaban pero no la hora de finalizar, ni siquiera si podrian volver a su residencia para dormir.
En la imagen vemos el tren de exploracion, con dos miticas 1500s con diferente decoracion en la estacion de Espinosa de los Monteros de vuelta de una de esas jornadas.

La vista desde la cabina de la 1500 es espectacular pero a la vez inquietante, todo un manto blanco rodea lo que alcanza la vista del maquinista.

En esta ocasion la nevada fue intensa y llegó hasta Balmaseda y cerca de Bilbao, lugares en los que no es tan habitual ver todo cubierto por la nieve.

Hasta aqui las imágenes nos muestran una nevada normalita, pero estas que os pondré a continuación ya son considerables.

En la estación de Soncillo vemos una 1650 en la aguja de entrada mientras una 1500 va dejando las vias limpias. Por lo que me cuenta el autor de las fotos aquel mes se quedó la via cortada 4 dias en la trinchera de la Virga, debido a la acumulación de nieve por la ventisca.

En esta ocasión, y tal como me cuenta el autor de las fotos, y después de «amochar» durante horas, este es el nombre que se utiliza para definir el acto de golpear la nieve hasta liberar la via, se dieron cuenta de que no era posible y tuvieron que ayudarse de una maquina de carretera.


Al final tuvieron que acabar la faena los obreros de la brigada de Espinosa y Mataporquera, Merece la pena destacar el trabajo de estos ferroviaros que habitualmente pasan desapercibidos y que sin ellos no hubiera sido posible la circulación de trenes en muchas ocasiones.

Así fue como quedó la via una vez despejada por el paso de las maquinas y la mano de la brigada..para que podaís ver la diferencia y os hagais una idea de la magnitud de la nevada os pongo una imagen con la via despejada.

Aparte del duro trabajo de ferroviarios las maquinas sufren de estas largas y duras jornadas como demuestra esta foto del estado una vez ya en Balmaseda.

Acaba así mi relato sobre las jornadas explorando en situaciones extremas, para contar ahora otro turno de maquinistas de Balmaseda, en este caso el que llevaba el Correo a León hasta el cruce en Mataporquera con el procedente de León.

Empieza este viaje en el apeadero de Redondo, donde tienen un primer percance, ya que un potro se les cruza y no pueden parar a tiempo, aunque tienen que retroceder unos metros para poder sacarlo.

En Pedrosa un nuevo percance les hace diferir un coche en la estación para poder proseguir hacia Mataporquera.

El viaje continua ya sin contratiempos hasta el cruce en Mataporquera, ya de vuelta vemos al Correo en Pedrosa, y otra imagen saliendo donde se ve el coche diferido.


Proseguimos el viaje para llegar a la entrada del túnel de la Parte, nada menos que 987,5 metros de túnel.

Otra vez en Redondo, donde podemos ver uno de los viajeros que aguarda el tren, que posiblemente sería el unico medio de transporte que tendría..como de tantos y tantos para los cuales el Correo entre Bilbao y León es imprescindible para su movilidad.


Una vez se corona el Puerto del Cabrio se puede decir que lo más duro ha pasado. Es un puerto mítico entre los ferroviarios de la Robla, del que sin duda podrán contar mil aventuras..pero las dejaremos para otro día.
No puedo acabar sin volver a agradecer a Luis Miguel Garcia Gutierrez la generosidad por sus fotos y la paciencia a montones de preguntas para poder hacer el artículo.